La intersubjetividad en la emergencia del lenguaje

Dra. Irene Pinasco

Dra. Irene Pinasco

Directora del Doctorado en Fonoaudiología

Universidad del Museo Social Argentino
 

El  lenguaje ocupa un lugar destacado en la constitución del  sujeto por tratarse de uno de los  fenómenos fundacionales de la persona como tal en todas las áreas de su vida.

Este texto tiene como  objetivo alcanzar una reflexión acerca de su naturaleza, surgimiento y desarrollo; integrando diversas teorías, investigaciones y la práctica clínica en el área del lenguaje y la comunicación; que nos acerque a la comprensión de  la emergencia del lenguaje dentro del sistema comunicacional en el protoinfante y a  visualizar diversos  aportes  que, desde distintas disciplinas, nos confieren los conocimientos para una articulación que concibe al sujeto como un ser bio-psico-social. Así entenderemos al sujeto a partir de esta concepción.


Distintos aportes  al surgimiento del lenguaje

Desde que  las ciencias humanas empezaron a interrogarse sobre el ser, el conocer o el porqué actuamos como actuamos, el lenguaje  ha ocupado un lugar central. Desde la filosofía  en sus inicios, hacia desarrollos más actuales como la pragmática de Austin o la “teoría de la acción comunicativa” de Jurgen Habermas,  hasta las  Neurociencias, más recientes aún, pasando por  la psicología, la lingüística , la sociología, la antropología; se han ido aportando diferentes concepciones y miradas a su adquisición, su desarrollo,  sus funciones  y  su  relación con otras como la comunicación, el pensamiento, la conciencia, , lo biológico, lo cultural o lo afectivo emocional.

Es en los  comienzos del siglo XX que la ciencia empieza a preocuparse más específicamente por el lenguaje a partir de la lingüística estructural en la obra de Saussure,  de los aspectos fonológicos de Jacobson, de los morfosintácticos de Martinet, entre otros que  aparecen Europa. Son estudios ligados a la lingüística experimental y formalista, pero que dan impulso a otras corrientes, como la psicología genética, de las cuales surgieron  epistemólogos con el interés de  esclarecer lo relativo al conocer y al desarrollo del sujeto.

Desde la vertiente de la psicogenesis, apuntando al paradigma constructivista, su gran representante Jean  Piaget , quizás el mas importante del siglo XX en el campo de la Epistemología por lo contundente y revolucionario de su obra,  comienza precisamente sus estudios con la mira puesta en el lenguaje,  aunque quizás no fue precisamente en esta área su más logrado aporte. No podemos obviar las memorables discusiones en las también famosas  Jornadas de la Universidad de Berna entre Piaget, Ajuriaguerra, Bresson, Inhelder, Oleron; plasmadas en el texto Introducción a la Psicolingüística.

Dentro de la corriente psicogénetica, el que inicialmente pone la mirada en lo preverbal,  acentuando la significación de  lo corporal, el cuerpo  como  fundante en lo comunicacional que dará origen al lenguaje, es Wallon cuando se refiere al “dialogo tónico-postural”  como prolegómeno del dialogo en el lenguaje. Es antes del habla, es en la etapa preverbal donde aparece el lenguaje en su aspecto comunicacional, por lo que ya no podemos hablar de etapa prelingüística.

Paralelamente, muy lejos físicamente en ese momento, alrededor de los años 30, Vigotsky  desarrolla una línea que el autor denominó como socio-histórica.  A pesar de sus confluencias con Piaget (a ambos les interesa el papel de la comunicación con los otros en el desarrollo del pensamiento) se opone a la concepción piagetiana del surgimiento del lenguaje como egocéntrico y la sumisión del mismo a la cognición, resaltando el valor social del lenguaje en su origen por su interacción con “el otro” y  el papel decisivo que desempeña en el desarrollo cognitivo. Estos planteos  son ejes centrales  de su teoría. Para esta teoría socio-histórica, el desarrollo de la cognición y del lenguaje solo se pueden explicar y comprender atendiendo a la estrecha relación que tienen con el contexto social y cultural en el cual se encuentran.

Es de destacar la trascendencia y el importante impulso que los desarrollos de Chomsky, con su gramática generativa  transformacional, añadió. Se centró en los mecanismos y operaciones mentales e innatas del niño para dar sentido al lenguaje, como sistema formal.  Desde la aparición de sus primeras obras, la morfosintaxis ha sido considerada como su definición más precisa y acabada. Su  influencia ha hecho que las bases sobre las que se apoya el lenguaje y cualquier teoría  que sobre éste se formule,  se desplacen hacia otras dos: el principio de la dependencia estructural de las reglas gramaticales y el de la creatividad.

El gran epistemólogo Gregory Bateson da origen a la que será la Escuela de Palo Alto, California, donde se funda la Pragmática de la Comunicación Humana con P. Watzlawick y otros. La contribución ha sido muy relevante ya que acercó los modelos lingüísticos, que hasta entonces se centraban en los aspectos teóricos (filosóficos y lingüísticos), hacia una visión más contextualizada y comunicativa. Realiza un importantísimo aporte que desarrolla con respecto al lenguaje analógico o genéricamente reconocido como no verbal.

Todos estos  desarrollos, entre otros, fueron precursores en  la investigación de lo lingüístico como sistema de comunicación, dando lugar a saberes  que desde nuestra óptica son insoslayables para realizar  articulaciones entre el lenguaje, en donde el cuerpo tiene un lugar fundamental,  sus relaciones con el entorno, su involucración con lo afectivo,  la incidencia en lo cognitivo y su valor social. Permitiendo  visualizar el papel profundo y vital que tiene en el comportamiento humano y lo  fundamental que es  abordarlo con la complejidad que le subyace, como instrumento social, de representación y de comunicación.  

La interacción comunicativa: del gesto a la palabra   

Acordamos con  la concepción de la psicología social pichoniana que se define  “como una reflexión sobre el sujeto y su comportamiento abordándolo en la interioridad de los sistemas de vínculos y relaciones sociales de los que es síntesis , emergente, centro de anudamiento. Esa red interaccional es condición de producción de la subjetividad”(Quiroga,1981)  Entiende como un fenómeno esencial al hombre, constitutivo de la subjetividad , cuya naturaleza deriva de la interacción social. De esto se desprenden dos características del  sujeto como  ser social y  ser cognoscente: “Se configura en una praxis, en una relación mutuamente modificante con el mundo. Esta  interacción que promueve la relación surge de la necesidad , promueve el  vínculo y se halla  atravesado por procesos de comunicación – aprendizaje” (Pichon Rivière, 1971) donde podemos vislumbrar inicialmente la interacción comunicativa que sustenta  el desarrollo cognitivo y el desarrollo del lenguaje.  

“Nuestra concepción de sujeto –que se apoya evidentemente en una elección ética y epistemológica–  reconoce al bebé como un ser activo, abierto al mundo y al entorno social del cual depende, capaz de iniciativas, sujeto de acción y no sólo de reacción, como ser pleno de emociones, de sensaciones, de afectos, de movimientos, de miedos y ansiedades, de pensamientos lógicos con una lógica a su nivel, capaz de establecer vínculos, intensamente vividos en el cuerpo, porque el bebé es todo cuerpo” (Chokler:1998).

El papel relacional y social de la motricidad del niño, las funciones tónico-posturales se transforman en funciones de relación gestual y corporal, donde se orientan las bases del futuro relacional y emocional del infante en un interjuego dialéctico, biológico y social. Como señalara Wallon (1962) “el desarrollo de la inteligencia es en gran medida función del medio social . Para que pueda pasar el nivel de la experiencia o de la invención inmediata y concreta le son necesarios instrumentos de origen social  –lenguaje y sistemas de signos– cuyos fines son la adquisición o el desarrollo de nociones o conocimientos que existen fuera del individuo, y que son patrimonio de su grupo social”.

El protoinfante es un ser que se desarrolla como sujeto a partir de otros, con otros y en oposición a otros, mientras va otorgando sentido y significación a su entorno con el que establece intercambios recíprocos. “El anclaje interactivo subraya la necesidad del rodeo por el otro, necesario al niño para darle progresivamente forma y sentido a sus sensaciones destinadas así a transformarse en percepciones” (Golse, 1995).

El signo comunicativo que nace desde la referencia conjunta implicaría, en su intencionalidad, la transmisión de aspectos individuales dentro de un contexto intersubjetivo. Esto a su vez requiere de una estructura común, que pueda ser replicada y reproducida por los interactuantes. Esto último constituye lo fundamental de la comunicación intencional humana. . Toda conducta comunicativa que no se manifieste dentro del marco referido consensualmente no será funcional, puesto que no puede ser interpretada o predecida por los otros.

Las líneas que abordan más recientemente la emergencia del lenguaje en esta dirección son pospiagetianos y se basan en criterios que  se han construido a partir de la teoría de Vigotsky. Se las conoce como constructivismo social o interaccionismo contextual y se ven reflejadas en conceptos como “andamiaje” de Bruner, “regulación mutua” de Robbie Case,  “proceso asimétrico de interpretación y la evolución semiótica del signo desde la construcción interactiva” de  Kennet Kaye, “constructivismo colaborativo” de Nelson  o “participación guiada” Rogoff. ¿Por qué postpiagetianas? Piaget abordó el estudio del sujeto epistémico apartándose del real, por lo que no logró integrar lo social en el desarrollo cognitivo y lingüístico, si bien el interaccionismo  fue una de sus  categorías de análisis. En el transcurso de su labor investigativa, tuvo que enfrentar el problema de lo social en su teoría, obligándose a brindar una explicación al respecto; más allá de conceptos como transmisión social, competencia social, conocimiento social, etc., Existen dos explicaciones relacionadas con evidencias empíricas,  como los estudios como los realizados en Irán (1972) que hicieron que  Piaget enumerara dos explicaciones. En primer lugar: la velocidad con que se efectúa el desarrollo se debe a la calidad y frecuencia de los estímulos intelectuales que los niños reciben de los adultos o que obtienen a través de las posibilidades que se les ofrecen de realizar una actividad espontánea en su medio ambiente. En segundo lugar: la formación y la realización completa de las estructuras cognoscitivas implica toda una serie de intercambios y un entorno estimulante; la formación de las operaciones necesita siempre un medio ambiente favorable a la cooperación.

Estudios como los realizados pusieron de manifiesto las diferencias significativas en el desarrollo provocadas por elementos interculturales, pues a pesar de que el orden sucesivo de los estadios se presentó como una constante, la media de la edad en que se alcanzan dichos estadios variaba notablemente de un ambiente social a otro.  

Consideramos que desde que nace, el niño posee conductas que le permiten iniciar, buscar y modular una relación social con otro ser humano. La principal “herramienta” que tiene el bebé para lograr sus fines es otro ser humano.

Es Vigotsky quien nos afirma que “las funciones psíquicas superiores no son producto de la biología, ni de la historia de la filogénesis pura, sino que el propio mecanismo que subyace de las funciones psíquicas superiores son relaciones interiorizadas de origen social, son  el fundamento de la estructura genética (...) en una palabra, toda su naturaleza es social, incluso al convertirse en procesos psíquicos sigue siendo cuasi-social . El hombre incluso a solas consigo mismo, conserva funciones de comunicación...”

Además de atender al desarrollo del niño en su contexto social y cultural, nos permite  explicar y comprender desarrollo de la cognición y el lenguaje en relación con estos contextos y de las influencias sociales. Y como el sujeto se desarrolla en forma simultánea en los dominios cognitivo y lingüístico, físico y emocional, en esta aproximación se pone especial atención a la importancia de tener en cuenta todas las facetas del desarrollo de un individuo, incluyendo los factores sociales , históricos culturales e incluso económicos, que contribuyen a su desarrollo. Con esto también se debilita y complementa la visión estructuralista y chomskiana, en la cual el lenguaje constituye una capacidad de representación pura de la realidad. Esta visión del lenguaje y gran parte de la semántica generativa, tienen por sustento la visión cognitiva clásica

La pragmática, como teoría del uso del lenguaje, aborda el problema de su  naturaleza en un contexto de interacción comunicativa. Bruner(1983) conforma esta visión al decir que “la tendencia más fuerte de los últimos tiempos ha sido observar cada vez más los contextos en los cuales el sujeto se desenvuelve y que le permiten actuar como lo hace y no estudiar las capacidades humanas como si fueran simples expresiones de las dotes y de las disposiciones biológicas del hombre”. Para él, el lenguaje es el medio de interpretar y regular la cultura. Para aprender el  o los significados ligados a las palabras el niño ha de entrar en interacción con un conversador que las use. La interacción con una variedad de personas puede facilitar ese proceso, dado que los matices de la comunicación guían los intentos de seleccionar palabras y frases gramaticalmente correctas y socialmente  apropiadas. El lenguaje describe un nivel de acoplamiento estructural que posibilita un dominio de relación; el ámbito comunicativo será el espacio de relación lingüístico. El lenguaje es algo que hacemos con otros y para otros, y que alcanza niveles de recursión, es decir que en él se puede hacer referencia a lo que uno hace en el lenguaje. Hablamos sobre lo que experimentamos y esto constituye en sí una nueva experiencia sobre la cual hablamos.

Stern nos aporta una perspectiva interesante al mundo del infante desde el Psicoanálisis, que no podemos soslayar: la experiencia de la protoinfancia en la conformación de la subjetividad. Plantea el concepto de “entonamiento afectivo” y hace referencia a la importancia de la interacción en el desarrollo del lenguaje, agregando un nuevo status al infante, el de “compañero intersubjetivo”. También Trevarthen (1982) cuando dice que “a fines del primer trimestre, se ha descrito la aparición de la sonrisa social, lo que implica compartir estados afectivos que se refieren a este intercambio bajo el término de ínter subjetividad primaria”.

La comunicación será entonces algo distinto a un traspaso de información, será una co-construcción de una red de acciones con sentido consensual, un espacio en el cual se actúa coordinadamente con otros.  La comunicación y el lenguaje emergen en la medida que el bebé es socializado en una comunidad lingüística. No es sólo la biología del sistema nervioso lo que explica la emergencia del lenguaje, sino el establecimiento progresivo y recursivo de una serie de coordinaciones de conductas del niño en relación a su medio social próximo. El espacio de relación contiene los requerimientos conductuales mínimos necesarios para que el niño pueda lograr interactuar competentemente con otros interactuantes significativos afectivamente de los procesos de emergencia de la conducta comunicativa y lenguaje. (Maturana)   Podemos, también, realizar una suerte de traducción de los principios pragmáticos en términos de condiciones de adecuación comunicativa y lingüística.

Las diversas funciones, capacidades y competencias básicas de los aspectos bio-psico-sociales del sujeto serán operativas en una estructura mayor que lo contenga: un espacio relacional intersubjetivo. Este, no solo puede ser contemplado como una unidad de análisis sino  como una praxis , a través de la cual los sujetos construyen los vínculos específicos y necesarios para el surgimiento del lenguaje, es dentro de este espacio donde emergen los afectos, las señales y los significados compartidos. Por ello decimos que “los niños aprenden el lenguaje como resultado de un proceso interactivo en un ambiente sensible” Pinasco (1989).

Bibliografía

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     - Watzlawick, P. (1985) “ Teoría de la comunicación humana” Barcelona Editorial Herder

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